Reflexion #2

  La presentación Solar Power me llevó a pensar en cómo el sol no solo ilumina, sino que también dirige. En esta lectura, la energía solar se posiciona como guía de diseño que muchas veces ignoramos, pero que en realidad debería ser el principio para cualquier decisión arquitectónica. 

Lo que me llamó mucho la atención fue cómo la presentación plantea que no existe una solución solar universal. Hablan de ángulos solares, intensidad de luz, duración de exposición y necesidades térmicas distintas para cada región, como si cada lugar pidiera su propio lenguaje solar.

Otro medio esencial fue cómo se muestra que el diseño cambia por completo según el lugar. En zonas cálidas, se prioriza la sombra y la ventilación; en zonas frías, se busca capturar el calor. Esto me hizo pensar que quizás la arquitectura no se trata solo de construir estructuras eficientes, sino de entender cómo el entorno las puede potenciar o limitar. Las técnicas no se repiten, se adaptan. Y en esa adaptación, el diseño se vuelve más inteligente.

Otra parte clave es cómo el documento no separa lo técnico de lo humano. No es solo hablar de paneles solares o eficiencia energética. Es hablar de personas, de cómo viven y de lo que necesitan en su clima particular. Ahí entendí que el contexto no solo es geográfico, también es cultural. Me pareció una invitación a mirar el sol no como una fuente externa, sino como un habitante más del diseño.

En fin, el diseño solar es también un acto de escucha. Es tener la capacidad de leer el cielo antes de dibujar en la tierra. Y en ese gesto, hay una intención clara: respetar lo que el lugar ofrece, antes de imponer lo que creemos que necesita. En ese sentido, diseñar con el sol es como rendir homenaje al clima, a la cultura y a las necesidades del sitio. La idea de que el contexto no solo determina las técnicas, también dirige la forma de pensar un diseño y que responder a su sol no solo es más eficiente, también es más justo.

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